En los dominios de la «bioética» y la «complejidad» sobresalen las propuestas de Van Rensselaer Potter y Edgar Morin, quienes desde ángulos de reflexión aparentemente distantes, incursionan de manera resuelta en el terreno de la ética, replantean viejos problemas y formulan nuevos. La distancia en las fechas de publicación de las tres obras que resumen el pensamiento ético de Potter (1971, 1988) y Morin (2004) 106 , el aparato conceptual original de cada uno, así como la ausencia de diálogo entre ambos, refuerzan la percepción de distancia y separación. Sin embargo, ambas propuestas tienen una asombrosa cercanía en el cambio fundamental que proponen en el terreno de la ética, y en los fundamentos y dirección de ese cambio. La comunidad entre ambas se hace visible cuando las abordamos desde una perspectiva que ubique a ambos autores en el contexto de los cambios que tienen lugar en el saber humano desde la segunda mitad del siglo XX.